Hace 26 años, en el verano de 1991, diseñé el isotipo que
encabeza este post –“la muñequita”, como le decimos– para la
editorial que por entonces estaban creando Sandra Contreras, Adriana Astutti y
Marcela Zanin: Beatriz Viterbo Editora. Desde esa época vengo ilustrando la
gran mayoría de las tapas de los libros publicados por este sello rosarino. Lo
que comenzó para mí como una oportunidad laboral y un desafío a la creatividad
como diseñador, se terminó convirtiendo en un aspecto insoslayable de mi actividad
como pintor. Pero no solo eso, sino que además fue una parte importantísima de
mi vida. El isotipo de Viterbo signó también el comienzo de la amistad que se
ha mantenido todos estos años con las editoras.
Hace una semana, el martes 10 de enero, quien quedara a
cargo de la editorial a partir de 2012, Adriana Astutti, falleció. Adriana fue una gran, enorme lectora, crítica
literaria y docente, ensayista y editora, y abundan las notas en diversos
medios señalando todos sus logros. Pero
para mí, por sobre todas esas cosas, como seguramente le ha ocurrido a quien
haya trabajado con ella, fue una amiga.
Alguien que siempre confió en mí y me apoyó en mi tarea de ilustrador de los
libros de Viterbo a lo largo de estos 26 años. Alguien con quien podía charlar
de libros, de pintura, de fotografía, de la vida –y que fue, en más de una ocasión, mi
concejera sentimental.
Para mitigar el dolor,
nos dejó su sonrisa luminosa, muchos recuerdos, muchos libros, sus
fotografías y algunos dibujos (una de sus últimas actividades). Con uno de esos
dibujos cierro esta entrada.