Tal vez por haber estado un buen tiempo dibujando perros
(cosa de la cuál hablaré en un posteo mucho más adelante) o tal vez por estar
leyendo White Fang, de Jack London
(tengo la novela, en inglés, en el celular, y la voy leyendo en los tiempos
muertos de cola en el supermercado o lugares así) el caso es que comencé a
pintar unos lobos. Los lobos que me inspiraron son siluetas, como por ejemplo
las siluetas de sombras del Nang Talung,
el teatro de marionetas Tailandés, aunque también he visto diversos conjuntos
de muñecos de papel articulados de Caperucita y el Lobo, que tomé como
referencia. Aquí están el Lobo número uno y el Lobo número dos (las titulé a la
manera en que suelen poner los créditos en las películas, por ejemplo, villano
número uno, villano número dos, etc.). Ambas pinturas miden 210 x 152 cm.
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