Este es el título de la muestra
que estoy preparando para el Centro Cultural Haroldo Conti, en los predios de
la ex ESMA. Ese término, tomado del aparato crítico de Aby Warburg (rescatado y
reactualizado por Didi-Huberman), este “vivir-después”, es generalmente
traducido como supervivencia y fue
empleado por el historiador alemán para referirse, en particular, a la vida de
la imágenes, y, en general, de la cultura. Nachleben
es la reaparición en distintos momentos de la historia de ciertas pathosformeln, (fórmulas expresivas o fórmulas
de lo patético) de la antigüedad.
Volver a vivir, supervivencia de
las imágenes como síntoma que conlleva el anacronismo: “un síntoma jamás sobreviene en el momento correcto, aparece siempre a
destiempo, como una vieja enfermedad que vuelve a importunar nuestro presente” (Didi
Huberman).
De todos modos el empleo de este término como título de mi muestra
tiene un uso más metafórico que teórico: Nachleben, como fantasma,
algo que habiendo sufrido la muerte física se rehúsa a sufrir una muerte
simbólica. Quise evocar las distintas ideas relacionadas con este concepto (como
supervivencia, anacronismo, síntoma) y vincularlas con la siniestra historia
del espacio donde la muestra tendrá lugar y también con mi propia pintura, con
mi modo de trabajar y mi uso de las imágenes.
La muestra estará constituida por una antología de obras desde 1990 a 2012. La imagen corresponde a Remordimiento blanco, de 1998, un acrílico sobre lienzo de 148 x 150 cm.
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