Dice Jean-Luc Nancy en Corpus:
"Si Occidente es una caída,
como pretende su nombre, el cuerpo es el último peso, la punta extrema del peso
que se vuelca en esta caída. El cuerpo es
la gravedad. Las leyes de la gravitación conciernen a los cuerpos en el espacio. Pero ante todo el cuerpo pesa en sí mismo:
en sí mismo ha descendido bajo la ley de esta gravedad propia que lo ha
empujado hasta ese punto en que se confunde con su carga. Es decir, con su
espesor de muro de prisión, o con su masa de tierra amontonada en la tumba, o
bien con la pringosa rigidez de ropa usada, y para acabar, con su peso
específico de agua y de hueso - pero siempre,
ante todo, a cargo de su caída, venido del éter, caballo negro, bestia de
carga.
Arrojado de muy alto, por
el Altísimo en persona, en la falsedad de los sentidos, en la malignidad del
pecado. Cuerpo indefectiblemente desastroso:
eclipse y caída fría de los cuerpos celestes. ¿No nos habremos inventado el
cielo con el solo fin de hacer que los cuerpos decaigan?
Sobre todo no creamos
haber acabado con ello. Hemos dejado de hablar de pecado, tenemos cuerpos a
salvo, cuerpos de salud, de deporte, de placer. Pero quién no es capaz de ver
que con ello el desastre se agrava, pues el cuerpo está cada vez más sumido,
más abajo y su caída es cada vez más inminente, cada vez más angustiosa.
"El cuerpo" es nuestra angustia puesta al desnudo."
En imagen: Nobody 2, 2012, acrílico sobre lienzo, 150 x 200 cm
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