Para titular esta muestra preferí el término creatura, y no su versión más usual de criatura, en gran medida por su inactualidad, su anacronismo. También
por una mayor cercanía con su fuente etimológica, el vocablo latino creātūra: aquello
que ha sido hecho, creado. Pequeñas creaciones, entonces: pinturas sobre papel,
pequeñas en tamaño, pero también cercanas a un género que, a veces, es
subestimado o considerado menor, la ilustración. “Creatura”, tiene también
ciertas resonancias bíblicas, especialmente al Génesis, y en cierto modo, estos
trabajos ilustran una especie de paraíso, pre adánico –o más probablemente posthumano.
En inglés, creature,
conserva la connotación de “ser vivo”, creado, y especialmente se aplica a
pequeños animales. En ese sentido, el título de la muestra perfectamente podría
haber sido Little creatures.
Criatura, según el diccionario de la Real Academia, es un niño recién nacido o
de poco tiempo, y a ese universo también remiten estas pinturas, que podrían
ser ilustraciones para un libro infantil, para pequeñas criaturas que viven en
un mundo en el que, para ellas, todo se está aún creando.
Estaría tentado de decir que esta es una atípica
muestra mía, si no fuese porque hace varios años que ninguna de mis muestras es
“típica”, si es que alguna vez lo fueron. Puedo decir, eso sí, que constituye
una suerte de remanso. Una detención,
un aquietamiento, como indica su etimología, y un “lugar o situación en que se
disfruta de algo” según nos dice, nuevamente, el diccionario. Efectivamente, se
trata de un grupo de pinturas, surgidas en un comienzo como bocetos para la
tapa de un libro, que he disfrutado mucho de hacer. Por un momento, extraviado
en mi propio paraíso, me he ocupado con gran placer de disponer estas pequeñas creaturas sobre el papel,
jugando como una criatura.
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