viernes, octubre 12, 2018

La Nueva Mujer

Como ya he contado en una entrada anterior, al mismo tiempo que pintaba las flores, estuve trabajando con los retratos inspirados en los yuefenpai. Interrumpí durante un tiempo para concentrarme en preparar la muestra en eSTUDIO G, pero luego de inaugurada volví a ellos.

Como también dije antes, los yuefenpai eran unos almanaques publicitarios que fueron típicos de Shanghái en los años 20 y 30. Por diversas circunstancias (su ubicación geográfica, los tratados comerciales que China se vio obligada a firmar al perder las llamadas guerras del opio y la primera guerra chino-japonesa, etc.) Shanghái era en esos años una ciudad muy especial. Metrópolis cosmopolita, una de las más pobladas del mundo, era el mayor centro financiero y el puerto más importante de China, también el lugar donde estaba instalada la industria cinematográfica y se concentraban la mayor parte de las imprentas, lo que constituyó un fuerte foco de atracción para los artistas que buscaban insertarse en el mercado comercial.

Una de las ocupaciones de esos artistas, que trabajaban en un estilo que quería ser occidental, pero que por supuesto tenía mucho de oriental, fue la ilustración de yuefenpai. Estos almanaques estaban en general diseñados en forma tal que tenían en los laterales el calendario, en la base los productos anunciados y en el centro la imagen que los ilustraba. Muy populares, se colgaban en las casas, como adorno y además como fuente de datos útiles, ya que junto con el calendario, consignaban la llegada de barcos, las fiestas, los días de buena y mala suerte y otras informaciones. El tema que pronto se convirtió en predominante en las imágenes fue la representación de la Nueva Mujer. Esta nueva mujer era la que se enfrentaba al rol tradicionalmente asignado en esa sociedad extremadamente patriarcal en la cual la mujer era prácticamente un objeto a disposición del hombre, se compraba y se vendía, y no debía recibir educación más allá de la estrictamente necesaria para realizar sus tareas. Además, era invisible. Diversas circunstancias (las guerras y la industrialización que dieron lugar al trabajo femenino, la influencia europea en ciudades internacionales como Shanghái, el movimiento surgido del levantamiento universitario del 4 de mayo de 1919, etc.) contribuyeron a la visibilización y aparición de un nuevo modelo de mujer. Este era un tema en el cual todos querían opinar e influir: los movimientos feministas, el incipiente partido comunista chino (fundado en Shanghái en 1921), el gobierno nacionalista del Koumintang, los países occidentales que veían abrirse un nuevo mercado para sus productos. Todos fueron forjando una imagen de la nueva mujer multifacética y contradictoria, que aparece reflejada en las ilustraciones de los yuefenpai.

De toda esta historia me fui enterando mientras pintaba los retratos, seducido por unas imágenes de las cuales desconocía todo previamente. Además de los pequeños retratos sobre papel, comencé a pintar unos cuadros de dos metros por uno y medio, aproximadamente.



1 comentario:

Unknown dijo...

Estimado Daniel, te felicito por el trabajo y el encuentro de tu pintura con códigos Orientales, acabo de.llegar de Corea del Sur y pese a no ser China aún se aprecia el poder del hombre por encima de la mujer, pese a eso el respeto y la espiritualidad los ha hecho un gran país, con sus códigos absolutamente diferentes a los nuestros. Como siempre tu obra me seduce por su clima y factura. Abrazos