Jamás he sido capaz de llevar un diario. No encuentro nada
más ridículo que escribir para uno mismo. No sé cuál es la diferencia con
dibujar. Muchas veces dibujo para mí mismo, es algo natural. No me pasa lo
mismo con la escritura, siempre me ha sonado falso eso de escribir para mí. Me
gustaba mucho escribir cartas, en la época en que había cartas, verdaderas
cartas de papel, con sobres y estampillas. Y cuando, en algún viaje, he sido
capaz de escribir algo similar a un diario, ha sido siempre pensándolo como una
carta. El blog tiene algo de diario, sin embargo está pensado para que otros lo
lean. Claro que, a diferencia de Facebook o Instagram, casi nunca me entero si
eso ocurre. Por esa razón el blog ha terminado siendo más útil para mi uso
personal. Para tener un registro de mis trabajos, ya que voy publicando la
mayor parte de lo que hago, al menos las obras más grandes (sería imposible
poner imágenes de todos los dibujos o pequeñas pinturas sobre papel). También
para poder seguir mis procesos, y fechar mis muestras, ya que con el tiempo uno
empieza a confundir el orden de los hechos. Por lo tanto ahora el blog se
asemeja mucho más a un diario. Jamás he sido capaz de llevar un diario. Debe
ser por ese motivo que los últimos años termino siempre atrasándome en los
posteos, o simplemente no haciéndolos. Pero como, insisto en el punto, me es de
mucha utilidad, intentaré ponerme al día. Tal vez empleando el viejo truco de
pensarlo como una carta. Aquí estoy, entonces, a las once de la noche de
un lunes, tipeando con dos dedos en mi PC, tomando mi ¿séptima? taza de café
(mis tazas de café tiene forma de jarro y contienen un poco más de la mitad de
café y el resto de leche). Jamás he sido capaz de llevar un diario, pero
intentaré poner al día mi blog, poco a poco.
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