Como también dije antes, los yuefenpai eran unos almanaques
publicitarios que fueron típicos de Shanghái en los años 20 y 30. Por diversas
circunstancias (su ubicación geográfica, los tratados comerciales que China se
vio obligada a firmar al perder las llamadas guerras del opio y la primera
guerra chino-japonesa, etc.) Shanghái era en esos años una ciudad muy especial.
Metrópolis cosmopolita, una de las más pobladas del mundo, era el mayor centro financiero
y el puerto más importante de China, también el lugar donde estaba instalada la
industria cinematográfica y se concentraban la mayor parte de las imprentas, lo
que constituyó un fuerte foco de atracción para los artistas que buscaban
insertarse en el mercado comercial.
Una de las ocupaciones de esos artistas, que trabajaban en
un estilo que quería ser occidental, pero que por supuesto tenía mucho de
oriental, fue la ilustración de yuefenpai. Estos almanaques estaban en general
diseñados en forma tal que tenían en los laterales el calendario, en la base
los productos anunciados y en el centro la imagen que los ilustraba. Muy
populares, se colgaban en las casas, como adorno y además como fuente de datos
útiles, ya que junto con el calendario, consignaban la llegada de barcos, las fiestas,
los días de buena y mala suerte y otras informaciones. El tema que pronto se
convirtió en predominante en las imágenes fue la representación de la Nueva
Mujer. Esta nueva mujer era la que se enfrentaba al rol tradicionalmente asignado
en esa sociedad extremadamente patriarcal en la cual la mujer era prácticamente
un objeto a disposición del hombre, se compraba y se vendía, y no debía recibir
educación más allá de la estrictamente necesaria para realizar sus tareas.
Además, era invisible. Diversas circunstancias (las guerras y la
industrialización que dieron lugar al trabajo femenino, la influencia europea
en ciudades internacionales como Shanghái, el movimiento surgido del levantamiento
universitario del 4 de mayo de 1919, etc.) contribuyeron a la visibilización y aparición
de un nuevo modelo de mujer. Este era un tema en el cual todos querían opinar e
influir: los movimientos feministas, el incipiente partido comunista chino (fundado
en Shanghái en 1921), el gobierno nacionalista del Koumintang, los países occidentales
que veían abrirse un nuevo mercado para sus productos. Todos fueron forjando
una imagen de la nueva mujer multifacética y contradictoria, que aparece reflejada
en las ilustraciones de los yuefenpai.
De toda esta historia me fui enterando mientras pintaba los
retratos, seducido por unas imágenes de las cuales desconocía todo previamente.
Además de los pequeños retratos sobre papel, comencé a pintar unos cuadros de
dos metros por uno y medio, aproximadamente.
1 comentario:
Estimado Daniel, te felicito por el trabajo y el encuentro de tu pintura con códigos Orientales, acabo de.llegar de Corea del Sur y pese a no ser China aún se aprecia el poder del hombre por encima de la mujer, pese a eso el respeto y la espiritualidad los ha hecho un gran país, con sus códigos absolutamente diferentes a los nuestros. Como siempre tu obra me seduce por su clima y factura. Abrazos
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